jueves, 7 de mayo de 2015

Fases del aprendizaje del italiano!

Querido diario napolitano:
Un Erasmus no vive, sobrevive.

Partiendo de esa base, podemos decir que nosotros no hablamos italiano, sobrevivimos usando italiañol. Sobre todo al principio.

Aprender italiano no es difícil, incluso pa mí, una zoqueta de los idiomas. Pero es cierto que, en general, pasamos por varias fases:





FASE 1. Gestos como único método de comunicación.
Dícese de la primera fase que sufrimos los Erasmus nada más llegar a Italia en la que nos comunicamos cual Australopithecus.
Y sin coñas... Tardé tres semanas, TRES, en aprender a decir forbici (tijeras). Me dedicaba a simular el movimiento con los dedos. Aún mis compis de piso se ríen de eso.
Inmediatamente después, hice esto:






FASE 2. Frases en español, palabra en italiano.
Consiste en usar la lengua española y su gramática para comunicarse. Insertando algunas palabras italianas (o "italianizadas")
Séase esto un claro ejemplo [léase con la fonética española]:
Yo sono Cris y estudio Cience dela formachione.
(...) Sì, sì. Yo yeri ho andato a Pompei, è belisimo.
(...) El film "la parte oscura del corazone" mi ha piachuto molto.
Crees ser graciosa, pero, en realidad, se ríen de tu pronunciación y tus palabras inventadas. ¡Pero no pasa nada! Porque las/los españoles tenemos un encanto exótico gracias a nuestro acento y eso nos hace to sensis.

FASE 3. Frases en italiano.
Esta fase, de larga duración, se produce cuando el individuo en cuestión deja de decir "ho andato" y pasa a utilizar, de manera natural, "sono andata/o" (he ido).
Pero, y sobre todo, esta fase se caracteriza cuando se utiliza correctamente la palabra: comunque /comunkue/, teóricamente significa "de todas formas", pero que, luego a luego significa de todo menos eso. 
-Comunque, fa caldo. [Alfano, M. (2014)]
Ha tenido tal repercusión entre algunos Erasmus, que la usamos, incluso, cuando hablamos en español.
Otra frase italiana que usamos mucho entre nosotros es: non ce la faccio più, que quiere decir algo así como que no puedes hacer algo, que no te apetece, que no te gusta, que no te va...
Y mis españolizaciones favoritas son:
-Diventar proveniente del verbo diventare que significa convertirse, llegar a ser.
-Escochar proveniente del verbo scocciare, léase en murciano como /ehcocháh/ y que viene a ser: apalancarse o no tener ganas de hacer algo.


FASE 4. Ya diferencias los acentos. 
Esta fase se caracteriza por saber distinguir los acentos italianos.
No sabrás decir exactamente si es de Bolonia o de Milán, pero sabes diferenciar, más o menos, acentos del norte, del centro y del sur de Italia.
También empiezas a distinguir el acento portugués, alemán, francés... cuando los otros Erasmus hablan en italiano.
Peeeero, lo más importante, sabes decir si una persona es napolitana o no. Y eso te llena de orgullo y satisfacción.


FASE 5. Adquirir el acento napolitano.
Dícese de la fase más bonita del Erasmus, cuando el estudiante adquiere el acento napolitano.
En mi caso fue el fontanero quien me lo dijo por primera vez, y desde entonces no paran de decírmelo. Cosa que me superencanta.
Desde mi punto de vista, significa que estás haciendo bien tu trabajo. Significa que estás sobreviviendo a tu Erasmus y que hablas con gente local, que te adaptas al contexto en el que vives.
El truco es utilizar frases napolitanas que hayas escuchado en Gomorra la serie o que escuchas por la calle. Ma che ce ne foot'!?, c'amma fa?, stai senza pensier', uaglio... ¿¡A quién le importa!?, ¿qué le vamos a hacer?, estate tranquilo, zagal...


FASE 6. Vuelves a casa y llevas Nápoles en la sangre.
Aún no he vuelto... Pero acabo de comprar el billete, me ha entrao la morriña y he escrito esta entrada...
Pero bueno, todavía me queda... Aunque ya tengo a mi preciosa Nápoles en el corazón. Me siento parte de esta ciudad. Y ella forma ya parte de mí.
Adoro la pizza como adoro los paparajotes.
Me encanta decir stai senza pensier como decir picoesquina.
Me río de los cafones tanto como de los garrulos.
Me relaja pasear por Lungomare tanto como por el Tontódromo.
Pero, sobre todo,



amo Nápoles tanto como amo Murcia.